¡Hola a todos!
Antes que nada, quería felicitaros el 2016 a todos (aunque con un poco de retraso). ¡Feliz año nuevo! Ya sé que he estado algo desaparecida por aquí. Os pido disculpas, pero como ya dije en una anterior entrada, este año estoy cursando segundo de bachillerato y el tiempo libre del que dispongo no es mucho. Además, no sé por qué, no suelo encontrar mucha inspiración para escribir entradas, pero esta mañana he pensando: "¿por qué no escribo un rato en el blog?". Y, fíjate por dónde, aquí estoy. No es una reseña, porque me parecía demasiado frívolo por mi parte volver después de... ¿tres meses?, y escribir una crítica a un libro en general.
Por lo general, a mí no me molesta tener que leer algún libro para una asignatura, pues comprendo que, sobre todo el Lengua Castellana y Literatura sea obligatorio leer algún que otro libro. Pero, claro está, hay cosas que me gustan y me disgustan de esta tarea escolar.
Para empezar, me parece genial que nos manden algún libro para clase. Así, se descubren nuevos autores y, normalmente, es una gran oportunidad para leer algún clásico de la literatura. Eso sí, hay gente a la que le puede o no gustar un autor, un género o una determinada forma de narración. Pero no podéis negar que, por lo menos, ya podéis decir que habéis leído un clásico literario.
En la mayoría de los casos, las lecturas por obligación se nos suelen atragantar: son tediosas, no entendemos la narración, se nos hacen eternas... En mi opinión, creo que nosotros tenemos ciertos prejuicios por ser una lectura obligatoria, famosas por ser tan aburridas, y por ello, luego no las disfrutamos mientras las leemos. Cuando llegué a segundo de la ESO, aprendí que no se puede juzgar un libro por que te manden leerlo. Es como cuando haces un trabajo: te puede gustar o no el tema, pero tienes que hacerlo. Lo mismo pasa en estos casos. Yo, por ello, voy con la mente bastante abierta a la hora de leer un libro de clase, pero no significa que luego no me gusten. Hay libros que se me han hecho tediosos mientras los leía, y libros que me han sorprendido muy gratamente.

También hay gente que dice que los libros para clase quitan mucho tiempo a la hora de leer otros libros. Es cierto, no os voy a mentir. Pero sigue siendo una tarea obligatoria y hay que hacerla. Yo, por ello, suelo dejar terminado el libro que estoy leyendo por placer para poder leer tranquilamente el de clase. O termináis el que estáis leyendo, o no empecéis uno nuevo si veis que vais mal de tiempo. En mi caso, suelo calcular cuánto tiempo me va a llevar la lectura de un libro, dependiendo del grosor, el tamaño de la letra y la época (normalmente, a mí me cuesta mucho los clásico más antiguos). Calculo, más o menos, cuántos días tardaré, como máximo en leerme el libro, y guiándome por la fecha del examen, empiezo un día u otro a leer. Y procuro dejar terminado el libro que me estoy leyendo para no estar más pendiente de ese libro que el de clase.
Por tanto, mi consejo es que leáis el libro como si fuese uno más, pensando que puede ser que os guste. Id con la mente abierta, pues podéis encontrar más de una joya leyendo libros para clase que, tal vez si no os lo hubiesen mandado, nunca lo habríais leído.
Y hasta aquí mi opinión. Me encantaría que me dejaseis en un comentario vuestra opinión sobre este tema y las lecturas obligatorias que más y menos os han gustado.
¡Besos!
Opino igual que tu. Hace un año nos pusieron como lectura obligatoria Orgullo y Prejuicio. Yo, al principio, no estaba muy contenta con la elección porque las peimeras páginas se me hicieron muy pesadas, pero una vez entendí la trama me enganché a él y supe captar la esencia de un libro maravilloso.
ResponderEliminarComo el dicho dice, nunca juzgues un libro por su portada, aunque en este caso, por quien te lo manda.
HOla!
ResponderEliminarBuen artículo, me ha parecido que tienes mucha razón en la mayoría de cosas :D
Ya tienes un nuevo seguidor :)
Un Saludo!
Nos leemos